domingo, 23 de marzo de 2014

Agresividad en la infancia

¿CÓMO DISMINUIR LA CONDUCTA AGRESIVA? Agresividad en la infancia

agresividad
  1. ¿Cuándo podemos hablar de agresividad en el mundo infantil?, ¿por qué aparece la conducta agresiva? Componentes de la agresividad.
Hablamos de agresividad cuando el niño muestra tendencia a causar daño físico o psicológico (burla, abuso verbal) a otros.
La agresividad propiamente dicha no es igual que la violencia; cuando hablamos de agresividad nos referimos a una forma de ser  que puede derivar en reacciones violentas, mientras que la violencia implica causar directamente daño al otro.
La etapa de la agresividad es difícil pero pasajera, hay que sobrellevarla con cariño y mucha paciencia puesto que es importante para el desarrollo de la personalidad del niño. Cuidado con las excesivas prohibiciones, es importante buscar un equilibrio y que el niño se sienta cada vez más autónomo.
Cuando hablamos de agresividad en la infancia, nos referimos en multitud de ocasiones a conductas agresivas debidas a frustraciones. Los componentes agresivos suelen caracterizarse por la combatividad, destructividad, irritabilidad, desafío a la autoridad y necesidad de llamar la atención. El daño se causa a una persona u objeto de manera física o verbal y este comportamiento aparece alrededor de los 4 años.
2. Causas de la agresividad, aspectos a tener en cuenta.
La agresividad puede aparecer por causas muy variadas:
-Poca tolerancia a la frustración si los deseos no están cubiertos, derivada en muchos casos de sobreprotección
-Temperamento innato e hereditario
-Disciplina exagerada y severa con castigos no justificados coherentemente
-Existencia insegura: Separación de los padres, cambios de domicilio, cambios de colegio…
-Afectividad poco desarrollada: Celos, separaciones familiares, poca dedicación a los niños…
-Falta de límites: Rabietas, aprendizajes inadecuados…
Es importante tener en cuenta que la agresividad puede aprenderse en el ámbito familiar. Si reñimos al niño porque pega y lo hacemos dándole un azote se quedará confuso y hará lo mismo. Los niños interiorizan este tipo de comportamientos y los reproducen; si los padres son menos cariñosos y tolerantes pero se comportan con más  agresividad, ellos tenderán a hacer lo mismo. Socialmente tampoco existen muchas referencias positivas, dado que las prisas, la tensión, el estrés, la ansiedad, la educación basada en la competitividad…, favorecen las conductas agresivas. La televisión, los videojuegos… desempeñan un papel importantísimo en la sociedad actual, por lo que es necesaria una educación correcta para utilizar los medios audiovisuales de manera adecuada  y que no se conviertan en “los canguros” de los niños ni obtengan con comportamientos violentos atenciones que, de otra forma, no reciben.
3. ¿Cuándo podemos hablar de “agresividad patológica”?
Si las manifestaciones agresivas requieren la intervención de un especialista estamos entrando en “agresividad patológica”. Las formas más frecuentes de este trastorno son las siguientes:
-La agresividad contra sí mismo
-La obsesión porque cualquier acto o mensaje de los otros es una provocación hacia la propia persona
-La manifestación de la agresividad de forma explosiva y sin control
Ante estas tendencias actuaremos retirando al niño a un lugar aislado permitiéndole que se desahogue, reforzando todas sus conductas positivas, haciéndole ver que con una rabieta no va a conseguir nada o canalizando su agresividad con algún juego o deporte. No debemos permitir que se salga con la suya concediéndole caprichos, es importante crear un ambiente en el que se sienta querido, aceptado, sin excesiva protección y con autoridad adecuada, exaltando sus logros y sus actuaciones positivas.
Es importante mencionar una serie de trastornos que pueden favorecer la agresividad o predisponer al niño para la aparición de conductas agresivas:
-Trastorno de déficit de atención con hiperactividad
-Trastorno de oposición o desafiante
-Trastorno de conducta

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