domingo, 30 de marzo de 2014

El Entrenamiento Asertivo


El Entrenamiento Asertivo



Como cualquier otra habilidad humana, la asertividad es susceptible de aprenderse, entrenarse y mejorarse. Esto se consigue mediante las Técnicas denominadas Entrenamiento Asertivo (o también Entrenamiento en Habilidades sociales, aunque esto engloba un mayor número de competencias).
¿Para qué un entrenamiento asertivo?
Las habilidades sociales y más concretamente la asertividad son habilidades básicas para nuestro desenvolvimiento en la vida diaria. Las personas tenemos intereses y formas de ver el mundo distinto, por lo cual el conflicto interpersonal está a la orden del día. Cuando estas habilidades no están lo suficientemente desarrolladas o se emplean de forma equivocada surge la frustración y la insatisfacción.
Con respecto a la salud mental es una técnica que se ha demostrado efectiva en el tratamiento de la depresiónansiedad y estrés provocados por las relaciones interpersonales. Nos ayuda a respetar a los demás, y por ende a nosotros mismos.
                          
¿Cómo es un entrenamiento asertivo?
Hay varios métodos de Entrenamiento Asertivo, a continuación  mostramos un procedimiento estructurado en 6 etapas:
1º Identificar los estilos básicos de la conducta interpersonal: Estilo agresivo, pasivo y asertivo. La función de esta etapa es distinguir entre cada uno de los estilos, reconociendo la mejor forma de actuar de acorde con el estilo asertivo. Nos ayudará también a reconocer nuestros errores en este ámbito.
2º Identificar las situaciones en las cuales queremos ser más asertivos. Se trata de identificar en qué situaciones fallamos, y cómo deberíamos actuar en un futuro. Se analiza el grado en que nuestra respuesta a las situaciones problemáticas puede hacer que el resultado sea positivo o negativo.
3º Describir las situaciones problemáticas. Se trata de analizar las situaciones en términos de quién, cuando, qué y cómo interviene en esa escena, identificando nuestros pensamientos negativos y el objetivo que queremos conseguir.
4º Escribir un guión para el cambio de nuestra conducta. Es un plan escrito para afrontar la conducta de forma asertiva. Aquí se intenta poner por escrito las situaciones problema y clarificar lo que queremos conseguir. El entrenador moldea junto al paciente el guión para que este sea expresado de forma específica.
5º Desarrollo del lenguaje corporal adecuado. Se dan una serie de pautas de comportamiento en cuanto a lenguaje no verbal (la mirada, el tono de voz, la postura, etc.), y se dan las oportunas indicaciones para que la persona ensaye ante un espejo.
6º Aprender a identificar y evitar las manipulaciones de los demás. Durante la práctica, el resto de las personas utilizan estratagemas para manipularle, haciéndole sentir culpable, evadiéndose de la conversación o victimizándose. Se dan una serie de técnicas para resistirnos al influjo de los demás.
Es importante que nos manifestemos de forma asertiva con los afectados TDAH. Logrando un adecuado control emocional que permita no caer en ninguno de los dos extremos, ni en manifestaciones agresivas, ni en reacciones pasivas y permisivas.
Nuestra actitud debe ser comprensiva y empática y utilizar técnicas de intervención que contribuyan a un adecuado manejo  de este padecimiento.
Fuente


Fragmento extraído de: DIAGNÓSTICO DEL MAESTRO ASERTIVO EN LA ATENCIÓN DE NIÑOS CON DÉFICIT DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD
Dra. María Teresa Pérez Pino (Cuba)

sábado, 29 de marzo de 2014

Deberes, ¿sí o no?

Deberes, ¿sí o no?

¿Ayudan a consolidar conocimientos? ¿Sirven para crear hábitos de trabajo?

Las opiniones están divididas, pero todas abogan por racionalizarlos



"Tenemos el sistema educativo con más horas lectivas de Europa, y a continuación metemos hasta tres horas más de trabajo en casa… No tiene sentido”, reflexiona Enric Roca, profesor de Pedagogía de la Universidad Autónoma de Barcelona, para entrar en el debate “deberes no, deberes sí” que se ha reabierto con la propuesta del Gobierno francés de prohibirlos en Primaria. Una decisión con la que se alinean algunos pedagogos, al considerar que los niños se sobrecargan en casa con aquello que deberían haber trabajado en la escuela. Y que critica, por ejemplo, la Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA) con el argumento de que esa carga extraescolar “ayuda a crear hábito de trabajo, de orden y superación, estimula el aprendizaje, la responsabilidad y el dominio de destrezas (razonamiento, memoria…); la familia debe implicarse, y, lógicamente, requiere disciplina y esfuerzo”. Roca representa una suerte de término medio. Cree que los deberes pueden ser beneficiosos, crear buenos hábitos, siempre que no se planteen como una prolongación del colegio ni colapsen el tiempo no lectivo del alumno. Suele ocurrir justo al contrario, según lamenta. “Deberes como ampliación o consolidación de aprendizajes del aula, sí; como obligación de hacer lo que no ha dado tiempo o no se ha entendido en la escuela, no”, diferencia la pedagoga Maite Rodríguez Estévez, que hace notar cómo la propia palabra remite a obligación, a “algo chungo”. Estima que no deberían empezar antes de 3º de Primaria, y no ocupar más de una hora diaria, tiempo de lectura incluido; a partir de 6º, hora y media; en Secundaria, “no más de dos horas”, calcula. “Los niños han de ser niños, jugar, tener vida”, enfatiza. Haberse movido antes de sentarse en una mesa, que debe estar en un espacio adecuado, luminoso. “El movimiento es la puerta del aprendizaje”, remacha. Los padres, acompañando, dando confianza, pero nunca adoptando el rol de profesor; potenciando los logros, evitando poner el acento en los objetivos que no se alcanzan.
Lo que, en general, se cuestiona no es tanto la tarea en sí misma como su exceso, su desmesura. Un 32,9% del alumnado navarro de Primaria y Secundaria dedica a ellos un máximo de una hora diaria; el 50,7%, entre hora y media y dos horas y media; el 11,6%, tres y más horas diarias. Son datos del Consejo Escolar de aquella comunidad, que en 2011 elaboró, a instancias del Defensor del Pueblo autonómico, un informe sobre su incidencia en los hogares, con una constatación importante: “Hay un determinado número de alumnos que no disponen de nivel cultural o económico para tener en casa extensas bibliotecas, ordenadores o conexión a Internet. Las tareas para casa las cumplen más y mejor los alumnos favorecidos, creando mayores diferencias formativas entre unos y otros, y ampliando la brecha del estrato cultural entre los alumnos en la sociedad”.


ANNA PARINI
En esta idea incide la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), muy crítica con el ­aumento en los últimos años del tiempo que los menores dedican a hacer lo que les manda el docente para casa. Defiende que debería ser formación complementaria, “con apoyo de las bibliotecas, museos, asociaciones y recursos del entorno escolar, con actividades relacionadas con la lectura, la investigación y el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC); deberían poder hacerse sin la ayuda de un adulto”, propone.
Rodríguez Estévez recuerda que la tarea escolar no tendría por qué ser sinónimo de cuadernillo. Debería ser, reforzar la lengua elaborando la lista de la compra, y las matemáticas calculando las medidas para un bizcocho; ir a la biblioteca; leer o resolver dudas delante de Internet. “Desarrollar competencias, no contenidos”, insiste. “Memorizar es bueno, pero cosas significativas, que aporten valor, que sean útiles. Hemos de repensar qué queremos pedirles, qué van a necesitar los alumnos el día de mañana. Si queremos evaluar por competencias, eso es lo que tendríamos que potenciarles, ¿no?”, se pregunta.
Los niños finlandeses no dedican más de media hora diaria a los deberes, en su país no son importantes; los coreanos han de ir a una academia privada después de clase para no perder comba. Así, de manera tan radicalmente opuesta, se lo han planteado los dos modelos educativos más exitosos del mundo. Mientras que en España machacamos mucho para obtener luego unos resultados mediocres. Enric Roca habla de “alumnos secuestrados desde el ámbito académico”. Considera que, como mar de fondo, existe un exceso de contenidos y metodologías mal planteadas, herederas de un sistema que preconiza que todos los alumnos de una misma edad han de ir a la par, sin tener en cuenta que cada cerebro funciona de manera, y a un ritmo, diferentes.
El especialista empieza hablando de deberes y termina reflexionando sobre el sistema educativo. El exceso de los primeros se puede extrapolar y ser considerado un síntoma de que lo segundo no marcha. “La falta de calidad no se compensa con cantidad. Si voy mal en matemáticas, doy más matemáticas… ¡No! Reflexiona sobre cómo estás dando esas matemáticas, porque hacer lo mismo, pero más, llevará al mismo fracaso”, razona. Mientras que CEAPA acusa al sistema educativo de “echar balones fuera”, mandando deberes a casa cuando el problema estriba en que la enseñanza que ofrece es “poco motivadora, poco práctica y alejada de la cultura audiovisual en la que ha crecido el alumnado”; y pide la reforma del currículo educativo “para establecer un sistema educativo de la sociedad del siglo XXI”.
Enric Roca apela a una mayor personalización, trabajo por proyectos vitales, con el profesorado haciendo equipo y con la ayuda de las TIC. Y con tareas, por qué no, pero razonables, adecuadas, y con apoyo desde casa.

jueves, 27 de marzo de 2014

Las escuelas no pueden ser fábricas de licenciados...

Cristóbal Cobo: Las escuelas no pueden ser fábricas de licenciados...

Día 25/03/2014

El investigador del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford critica «la resistencia al cambio de los sistemas educativos»


La tecnología entraña riesgos, «pero las oportunidades que conlleva son muchas y muy interesantes». Cristóbal Cobo coordina estudios sobre innovación educativa, aprendizaje y el futuro de internet en laUniversidad de Oxford. Colabora además en diferentes proyectos desarrollados para la Comisión Europea. Este experto ofreció su particular visión sobre el cambio educativo en un debate organizado en el campus de la Universidad Europea en Madrid hace poco más de un mes. Hasta allí llevó su pionera teoría del «aprendizaje invisible» en plena era digital.
-¿Cómo se puede encontrar un punto de equilibrio entre la educación formal y la informal, las experiencias vividas dentro y/o fuera del aula física y virtual?
-Esa es la gran pregunta: cómo cruzar ambos aprendizajes, cómo encontrar mayores flujos de adaptación de ambos sistemas o estructuras... Encontrar ese equilibrio es difícil porque los sistemas educativos se han convertido en estructuras tremendamente eficientes para resistirse al cambio. Si las universidades que hoy tenemos anunciaran que no piensan hacer nada nuevo en los próximos cinco años tendrían igualmente una gran demanda de estudiantes.
-¿Es un mercado en el que la oferta no modifica la demanda?
-Exacto. El último informe de Davos recogía un crecimiento exponencial del 160% de la educación terciaria en los últimos 20 años. ¡Está claro que es un negocio fantástico tal y como está! Sobre todo, si consideramos que es además un producto sin garantía de devolución: el estudiante que obtiene una educación que no le sirve para el futuro no puede reclamar el tiempo o el dinero invertido.
-Pero sí existe una reclamación social, por lo menos en el caso español está ocurriendo eso ante la cifra alarmante de desempleo juvenil...
-Larry Cuban utiliza un concepto que me gusta mucho: «No hay que “educacionalizar” los problemas». El sistema educativo tiene probablemente mucho que ver con el desempleo, pero hay otros factores que son parte de la ecuación. Es muy peligroso atribuir el paro solo a la educación.
-¿Percibe un cambio de esa actitud inmovilista?
-Los sistemas educativos siguen siendo herencias de una estructura industrial: formar para estandarizar. El ejemplo más claro de esa estandarización es PISA, que es una aberración como instrumento para identificar talentos y habilidades individuales. PISA no puede ser la única brújula que marque el norte hacia el que tienen que evolucionar los sistemas educativos, porque la gente acaba comparándolos como si fueran salsas de tomate. Insisto, esa obsesión por cuantificar tiene mucho que ver con la herencia industrial, pero las escuelas no pueden ser fábricas de licenciados sin más.
-¿Coincide con la OCDE en que el factor más importante para el progreso escolar es el entorno socio-económico y socio-cultural del alumno, no el presupuesto en educación?
-Por supuesto. El error es que mientras el diagnóstico sobre la importancia del entorno está bien, PISA sigue midiendo a todos los estudiantes con la misma regla. Einstein decía: «Si se juzga a un pez por su capacidad de trepar a un árbol, se pasará toda su vida creyendo que es un estúpido». Esto es exactamente lo que pasa con PISA. La buena noticia es que para 2015 incluirá una prueba digital de resolución colaborativa de problemas.
-¿Se refiere a la prueba que medirá no solo el resultado sino el proceso por el que se llega a él?
-Eso es. Está pensada para entender cómo son los procesos de negociación entre pares y cómo se diseña una estrategia de acción a partir del entendimiento de un problema. Permite además analizar datos más difíciles de medir pero que tienen mucho más que ver con cómo las personas administramos el conocimiento. Hoy en día, el contenido está disponible en muchos sitios, a través de los diferentes dispositivos, pero las capacidades de cada uno están en el cerebro. Por ello, es mucho más útil centrarnos en cómo aprendemos y no solo en qué aprendemos.
-¿Le parece una «caza de brujas» la crítica constante al profesorado?
-Si una persona quiere tener un trabajo cómodo no opta por la educación, hay otros empleos menos estresantes y mejor remunerados. Lo que ocurre es que aniquilamos la vocación del docente al bombardearle con una carga enorme de actividades y unos programas de estudios adsurdamente extensos, que dan prioridad a la mera recopilación de contenidos en lugar de potenciar otras habilidades... Al final el profesor está tremendamente instrumentalizado y se convierte en una especie de funcionario del sistema educativo

Princippia, Innovación Educativa: Tutoriales de herramientas TIC para educación

Princippia, Innovación Educativa: Tutoriales de herramientas TIC para educación: A lo largo del último año  hemos ido elaborando tutoriales de muchas herramientas enfocadas al sector educativo.Transcurrido este tiempo, he...

domingo, 23 de marzo de 2014

GESTIÓN DE CONDUCTAS DISRUPTIVAS

GESTIÓN DE CONDUCTAS DISRUPTIVAS

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  1. ¿Qué podemos hacer ante la aparición de conductas disruptivas?
Cuando encontramos en clase este tipo de conductas, la intervención dependerá de la  intensidad y frecuencia con que aparezcan. Si se trata de disrupciones poco perturbadoras, nos plantearemos un trabajo muy diferente al realizado en aquellos comportamientos conflictivos reiterados, llevados a cabo siempre por los mismos alumnos y discordantes por sistema con el ritmo de clase.
Las primeras (disrupciones poco perturbadoras) son puntuales. Sus causas pueden ser variadas, desde la aparición de un profesor nuevo que sustituye al de siempre hasta cualquier alteración ambiental que haya sufrido el alumno. Las segundas conductas (comportamientos conflictivos reiterados), realmente disruptivas, requieren la intervención del profesor sobre la conducta determinada y sobre el alumno que la provoca. En este caso podemos hablar de  GESTIÓN DE CONDUCTAS DISRUPTIVAS (pautas de actuación + técnicas de modificación de conducta).
¿Qué hacemos en clase?, ¿cómo gestionamos la disrupción?
-En primer lugar, mediante el aprendizaje de técnicas básicas de autocontrol por parte del profesor
-Actuando con firmeza pero coherentemente
-Dando un margen de confianza a los alumnos
-Organizando la clase rutinariamente, sabiendo qué hay que hacer en cada momento
-Cambiando el grito por el silencio cuando sea difícil dirigirse a los alumnos (aunque sorprenda, el hecho de utilizar gestos y comunicación no verbal, mantendrá con más eficacia el orden en la clase)
-Recordando la posición jerárquica del profesor, él no es “otro compañero” de los alumnos
-Sabiendo corregir con efectividad discriminando las características de cada uno de los alumnos, actuando inmediatamente después de cometerse la falta, aplicando la sanción con un estado de ánimo sereno y sin alteraciones, corrigiendo con una frecuencia moderada (la corrección continua disminuye la efectividad y tiende a ser ignorada), afectando solamente al alumno autor de los hechos y a sus acciones (no a su persona), utilizando sanciones justas y definidas con objetividad, adecuadas y justificables.
Podríamos resumir una buena gestión del aula siguiendo el cuadrante que aparece a continuación:
CRITERIOS   DE ORGANIZACIÓN-Organización   eficaz del aula-Puntualidad   del profesor y de los alumnos
-Comienzo   de la clase con rapidez
-Logro   y mantenimiento de la atención continuada de los alumnos

CRITERIOS   EN LA METODOLOGÍA-Preparación   adecuada de las clases-Oportunidades   a los alumnos y motivación para el éxito
-Correcciones   de los trabajos al día
-Atención   a todos los alumnos por igual

CRITERIOS   EN EL ÁREA SOCIO-EMOCIONAL-Comunicación   efectiva y comprensiva-Prestar   atención a las incidencias dentro del aula
-Estimular   la cohesión del grupo
-Fomentar   expectativas positivas
-No   mencionar amenazas o promesas que no pueden cumplirse
-Confiar   en los alumnos y delegar tareas de clases

Agresividad en la infancia

¿CÓMO DISMINUIR LA CONDUCTA AGRESIVA? Agresividad en la infancia

agresividad
  1. ¿Cuándo podemos hablar de agresividad en el mundo infantil?, ¿por qué aparece la conducta agresiva? Componentes de la agresividad.
Hablamos de agresividad cuando el niño muestra tendencia a causar daño físico o psicológico (burla, abuso verbal) a otros.
La agresividad propiamente dicha no es igual que la violencia; cuando hablamos de agresividad nos referimos a una forma de ser  que puede derivar en reacciones violentas, mientras que la violencia implica causar directamente daño al otro.
La etapa de la agresividad es difícil pero pasajera, hay que sobrellevarla con cariño y mucha paciencia puesto que es importante para el desarrollo de la personalidad del niño. Cuidado con las excesivas prohibiciones, es importante buscar un equilibrio y que el niño se sienta cada vez más autónomo.
Cuando hablamos de agresividad en la infancia, nos referimos en multitud de ocasiones a conductas agresivas debidas a frustraciones. Los componentes agresivos suelen caracterizarse por la combatividad, destructividad, irritabilidad, desafío a la autoridad y necesidad de llamar la atención. El daño se causa a una persona u objeto de manera física o verbal y este comportamiento aparece alrededor de los 4 años.
2. Causas de la agresividad, aspectos a tener en cuenta.
La agresividad puede aparecer por causas muy variadas:
-Poca tolerancia a la frustración si los deseos no están cubiertos, derivada en muchos casos de sobreprotección
-Temperamento innato e hereditario
-Disciplina exagerada y severa con castigos no justificados coherentemente
-Existencia insegura: Separación de los padres, cambios de domicilio, cambios de colegio…
-Afectividad poco desarrollada: Celos, separaciones familiares, poca dedicación a los niños…
-Falta de límites: Rabietas, aprendizajes inadecuados…
Es importante tener en cuenta que la agresividad puede aprenderse en el ámbito familiar. Si reñimos al niño porque pega y lo hacemos dándole un azote se quedará confuso y hará lo mismo. Los niños interiorizan este tipo de comportamientos y los reproducen; si los padres son menos cariñosos y tolerantes pero se comportan con más  agresividad, ellos tenderán a hacer lo mismo. Socialmente tampoco existen muchas referencias positivas, dado que las prisas, la tensión, el estrés, la ansiedad, la educación basada en la competitividad…, favorecen las conductas agresivas. La televisión, los videojuegos… desempeñan un papel importantísimo en la sociedad actual, por lo que es necesaria una educación correcta para utilizar los medios audiovisuales de manera adecuada  y que no se conviertan en “los canguros” de los niños ni obtengan con comportamientos violentos atenciones que, de otra forma, no reciben.
3. ¿Cuándo podemos hablar de “agresividad patológica”?
Si las manifestaciones agresivas requieren la intervención de un especialista estamos entrando en “agresividad patológica”. Las formas más frecuentes de este trastorno son las siguientes:
-La agresividad contra sí mismo
-La obsesión porque cualquier acto o mensaje de los otros es una provocación hacia la propia persona
-La manifestación de la agresividad de forma explosiva y sin control
Ante estas tendencias actuaremos retirando al niño a un lugar aislado permitiéndole que se desahogue, reforzando todas sus conductas positivas, haciéndole ver que con una rabieta no va a conseguir nada o canalizando su agresividad con algún juego o deporte. No debemos permitir que se salga con la suya concediéndole caprichos, es importante crear un ambiente en el que se sienta querido, aceptado, sin excesiva protección y con autoridad adecuada, exaltando sus logros y sus actuaciones positivas.
Es importante mencionar una serie de trastornos que pueden favorecer la agresividad o predisponer al niño para la aparición de conductas agresivas:
-Trastorno de déficit de atención con hiperactividad
-Trastorno de oposición o desafiante
-Trastorno de conducta

lunes, 17 de marzo de 2014

Consejos para docentes...


10 consejos para docentes que odian los lunes
Por Santiago Moll
¡Cuántas ganas tenía de publicar este artículo! Y me apetecía muchísimo porque tengo la intención de transformar completamente la visión que nuestra sociedad le ha dado al primer día laboral de la semana. Como muchas de mis entradas, esta también se basará en la percepción que tenemos de nuestro trabajo y el autoconcepto que tenemos de nosotros mismos. Y aunque no seré capaz de borrar el lunes de tu vida laboral, sí espero darte algunas pautas para que este “odioso” primer día de la semana sea lo más llevadero posible. ¿Me acompañas?
Lunes
Imagen extraída de Shutterstock
Uno de las razones por las que odias los lunes es porque lo asimilas con la rutina. Y la rutina es aburrida y odiosa. Además, otra costumbre muy arraigada entre docentes es empezar el primer día de la semana enseñando teoría. ¿Se puede empezar una semana de una forma más aburrida? Sinceramente, no. Así que ve cambiando tu rutina y presta atención a estas 10 sencillas actuaciones para hacer de tus lunes tus mejores viernes.

10 consejos para que acabes amando los lunes.

1. Llega al centro 10 minutos antes. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Entrar 10 minutos antes? ¿Te has vuelto loco? Pues no. Te recomiendo encarecidamente que los lunes por la mañana intentes llegar un poco antes de lo habitual o, al menos, 10 minutos antes de empezar tu jornada laboral. Llega con tiempo e intenta hacer algo que te guste como tomarte un café, leer la prensa o enviar un tuit. Te aseguro que entrar en el aula sin prisas es la mejor forma de afrontar la semana.
2. Entra con una sonrisa. Si algo recuerdo de mi época de estudiante es la cara de mis profesores un lunes por la mañana. Caras largas y series que lo único a lo que no invitaban era a aprender. Entra en el aula con la mejor de tus sonrisas y contagia esta sonrisa a tus alumnos. Te aseguro que no hay mejor forma de empezar una sesión lectiva.
3. Evita la teoría. Como ya he comentado, intenta empezar la semana rompiendo la rutina. No tienes por qué empezar con Abrid el libro por la página… De lo que se trata es de romper la rutina, romper la monotonía, hacerte imprevisible.
4. Empieza con una cita. Una forma excelente de empezar la semana es comentando una cita motivadora para ti y tus alumnos. Hay que hacerles ver que esa primera clase de la semana puede ser diferente, puede ser especial y que puedes enseñarles algo muy valioso desde el primer minuto.
5. Empieza con una pregunta abierta. ¿Por qué no empezar por una pregunta abierta? De lo que se trata es de que cada semana un alumno te cuente algo especial que haya realizado el fin de semana. De su explicación intenta sacar algo positivo, cuanto menos una sonrisa. Es muy recomendable empezar la semana interesándote por tus alumnos, realizar por tu parte lo que se denomina la escucha activa. Al respecto te recomiendo la lectura del artículo 5 consejos para aumentar la empatía con tus alumnos.
6. Empieza con una imagen. En el caso de que tu aula disponga de pizarra digital o proyector, una forma original de empezar la clase es mostrando una imagen. Una imagen que capte la atención, que cuente una historia y, a poder ser, que esté ligada al contenido curricular que estés trabajando en ese momento.
7. Empieza con un vídeo. Otro recurso infalible para arrancar con buen pie el lunes es mediante la proyección de un un vídeo. Es suficiente con que dure un par de minutos, pero te aseguro que para los alumnos puede ser realmente motivador. Incluso puedes hacer que sean los propios alumnos los que te propongan algún vídeo que les guste deYoutube, como una canción, un anuncio impactante, o cualquiera de los vídeos virales que corren por la red. Si puedes, al igual que la imagen, intenta que guarde relación con lo que estés trabajando en ese momento del curso.
8. Empieza con un microrrelato. ¿Qué otra cosa hay que guste más a los alumnos que una buena historia? Pues bien, otra forma de empezar bien la semana es contando una breve historia o microrrelato. Deben ser historias breves, con un halo de misterio y, preferiblemente, con un final abierto que invite al diálogo y a la reflexión. Se puede y se debe aprender narrando. Aquí tenéis un ejemplo de microrrelato escrito por Ana María Shua y titulado La manzana:
    • “La flecha disparada por la ballesta precisa de Guillermo Tell parte en dos la manzana que está a punto de caer sobre la cabeza de Newton. Eva toma una mitad y le ofrece la otra a su consorte para regocijo de la serpiente. Es así como nunca llega a formularse la ley de gravedad.”
9. Da una buena noticia. Otra actuación muy recomendable con la que puedes comenzar tu lunes es dando una buena noticia a tus alumnos. Se trata de leer algo que durante el fin de semana te haya llamado la atención por lo positivo de su mensaje. También puedes optar por una noticia curiosa o algún artículo relacionado con tu área que se salga del currículo oficial.
10. Empieza con una confesión. Esta última actuación es una de mis preferidas. Se trata de contar algo de vuestra vida personal. Algo gracioso, curioso o realmente increíble que os haya pasado. Intenta teatralizar al máximo tu historia. Intenta caminar por entre los pasillos del aula para captar la atención. No se trata de contar ninguna intimidad tuya. Nada más lejos. De lo que se trata es de contar una pequeña anécdota que encandile a tus alumnos y os permita empezar un lunes de forma diferente. Con esta actuación también trabajarás la empatía y establecerás un vínculo importantísimo con tus alumnos.
Los docentes no podemos transformar el tiempo de nuestro horario laboral. Los docentes no podemos impedir que tras un domingo por la noche, llegue un lunes por la mañana. Pero lo que sí podemos cambiar es nuestra actitud y nuestra predisposición para hacer de un lunes un día diferente, un día fuera de lo común, un día que cuanto menos, entre bostezo y bostezo, consiga arrancar la mejor de nuestras sonrisas…
 THINK DIFFERENT

OrienTapas: #TuitOrienta 2013-14 (13): 1 al 15 de Marzo de 201...

OrienTapas: #TuitOrienta 2013-14 (13): 1 al 15 de Marzo de 201...: Última recopilación de invierno de  #TuitOrienta , un proyecto de curación conjunta de herramientas y recursos abiertos de orientación educ...

viernes, 14 de marzo de 2014

EDUCACIÓN EMOCIONAL Programa TREVA: presentación y tertulia en TV2 (Para todos la 2)

Redes Felicidad y voluntad (Ser feliz es cuestion de voluntad) Eduard Pu...

Autocontrol: un camino directo hacia el bienestar

Autocontrol: un camino directo hacia el bienestar

3 marzo, 2014
Hace más de cuarenta años, se realizaron una serie de estudios dirigidos por Walter Mischel que demostraron la importancia del aplazamiento de la recompensa en niños pequeños. Aquellos que con cuatro años de edad eran capaces de resistir la tentación de comer una golosina durante quince minutos para obtener la gratificación de una segunda, cuando se convirtieron en adolescentes, mostraron mejores resultados académicos y conductuales que los que fueron incapaces de inhibir sus impulsos. Desde la perspectiva educativa, aunque esto es importante, incluso es más relevante el hecho de que cuando los niños recibían instrucciones adecuadas mejoraban su autocontrol y eran capaces de demorar la gratificación.
Estas investigaciones demuestran la importancia de impartir una educación socioemocional adecuada desde la infancia. El desarrollo del autocontrol conlleva una mejora en la gestión de los impulsos, en la autorregulación emocional, en la planificación o en la autoconciencia, que son absolutamente esenciales para el bienestar humano y que están en plena consonancia con un aprendizaje significativo por y para la vida.

Tres estudios clave
Las investigaciones iniciadas por Walter Mischell propiciaron los estudios modernos en los que se analizó el autocontrol en situaciones más reales y que demostraron la importancia de la fuerza de voluntad en diversas facetas de la vida.
1. Se midieron distintos aspectos referidos a la autodisciplina (así le llamaron en este estudio al autocontrol) y al aplazamiento de la recompensa en niños de octavo curso (el equivalente a segundo de ESO en España). Al cabo de un año escolar, los alumnos que mostraron una autodisciplina elevada obtuvieron mejores resultados académicos (ver figura 1), eran más perseverantes en las tareas escolares, su asistencia era mayor y tenían más posibilidades de ser aceptados en institutos selectos. La autodisciplina predecía mejor el éxito académico que no el cociente intelectual (Duckworth y Seligman, 2005).
Figura 1
Según sus autores:
“El bajo rendimiento de la juventud estadounidense suele achacarse a la ineptitud de los maestros, a los libros de texto aburridos y al número elevado de alumnos por clase. Nosotros sugerimos otro motivo por el que los estudiantes no alcanzan su potencial intelectual: la falta de ejercicio de la autodisciplina… Creemos que a muchos jóvenes estadounidenses les cuesta tomar decisiones que exijan sacrificar el placer a corto plazo por el beneficio a largo plazo, y que los programas que fomenten la autodisciplina pueden ser la vía a seguir para aumentar el rendimiento académico.”
2. Se realizó un estudio longitudinal con 1000 niños en Dunedin (Nueva Zelanda), con un seguimiento desde el nacimiento hasta los 32 años edad. Se demostró que los niños con mayor autocontrol, cuando fueron adultos, tuvieron mejor salud física y mental, mejores hábitos de ahorro y seguridad financiera y menos condenas por actos delictivos. El nivel de autocontrol en la infancia demostró ser un predictor tan bueno o mejor para medir el éxito económico adulto, la salud o el historial delictivo que la clase social, el estatus económico de la familia o el cociente intelectual (Moffitt et al., 2010). Este estudio demostró la importancia para el control cognitivo que tienen los años que cubren la infancia y la adolescencia.
3. Cuarenta años después de los tests de las golosinas, se realizaron unas pruebas para medir el autocontrol en adultos con 60 de los niños que habían participado en aquellos experimentos iniciales de Walter Mischell. Los niños que con 4 años mostraron menor capacidad para controlar los impulsos, cuarenta años después, siguieron dando peores resultados en las pruebas de autocontrol (Casey et al, 2011). Además, al analizar las imágenes de las resonancias magnéticas, se observaron patrones de activación cerebral diferentes  según el grado de autocontrol mostrado. En aquellas personas que mostraron mayor autocontrol, se dio una mayor activación de los circuitos de la corteza prefrontal (ver figura 2), mientras que en las que mostraron poco autocontrol se activó el área estriada ventral, un circuito del sistema de recompensa del cerebro. Existe una lucha  entre el sistema ejecutivo prefrontal que nos permite evaluar si una decisión es adecuada o no, como comer una golosina, fumar un cigarrillo o dejar de estudiar para conectarse a Facebook, con el sistema emocional que es responsable de las respuestas automáticas sin evaluar las implicaciones finales y que nos hace caer en las tentaciones. El equilibrio adecuado entre elcentro ejecutivo del cerebro y los centros emocionales, en especial la amígdala, constituyen la base de la autorregulación emocional.
Figura 2
La fuerza de voluntad: un recurso limitado
Las últimas investigaciones parecen constatar que el autocontrol constituye un recurso limitado y que, como consecuencia de ello, no podemos dejar todo en manos de la  fuerza de voluntad porque se acaba agotando. Algunos autores han utilizado la analogía entre el autocontrol y un músculo para explicar cómo la fuerza de voluntad se puede agotar si se usa en exceso como consecuencia de un descenso de los niveles de glucosa en sangre (Baumeister, 2007). Lo bueno de todo esto es que, al igual que un músculo se fatiga con el ejercicio intenso a corto plazo pero puede fortalecerse a largo plazo con la práctica adecuada, con el autocontrol pasa algo parecido (Muraven, 2011). Con unas instrucciones precisas, una persona puede mejorar la falta autocontrol que le impide dejar de fumar o seguir una dieta en su propio beneficio, mientras que un niño o adolescente puede mejorar el requerido autocontrol necesario para centrarse en una tarea académica.
Como explica el psicólogo Alain Caron, las dificultades mostradas por los alumnos para controlarse y ser perseverantes en el quehacer diario no pueden reducirse a una simple cuestión de voluntad (Marina, 2013). Los docentes tendemos a explicar el fracaso escolar  de los alumnos atendiendo a la falta de esfuerzo, pero con ello se les acaba etiquetando de perezosos cuando pueden existir múltiples factores que expliquen sus dificultades (cuestiones familiares, diferente desarrollo, etc.). ¿Quién desea tener dificultades? La solución a los problemas académicos no puede pasar por el simple “trabaja más”.
¿Qué piensan los alumnos?
Es una evidencia que la escuela constituye una fuente de estrés importante en los niños y adolescentes, especialmente a través de la exigencia de resultados académicos buenos e inmediatos. A menudo, los adultos confundimos respuestas inadecuadas de los niños debido a un estrés descontrolado con conductas inapropiadas intencionadas. Y es esta falta de control emocional la que puede provocar, no sólo comportamientos disruptivos, sino también rendimientos académicos muy por debajo de los esperados en la realización de los tradicionales exámenes que todavía imperan.
Planteamos una cuestión sobre el control emocional a un grupo de 21 alumnos del bachillerato de ciencias (etapa preuniversitaria en España) en el que predomina un buen ambiente, tanto en lo relativo a las relaciones entre compañeros como en lo estrictamente académico. En concreto, la cuestión -extraída del cuestionario sobre fortalezas personales de Martin Seligman (Seligman, 2011)- era:
“Controlo mis emociones” es:
-Muy propio de mí.
-Propio de mí.
-Neutro.
-Poco propio de mí.
-Impropio de mí.
Estos fueron los resultados obtenidos:
Autocontrol según los alumnos
A pesar del clima emocional positivo que reina en el aula y del sesgo optimista que muchas veces caracteriza al adolescente cuando el ambiente del grupo que le rodea es adecuado, el 62% de los alumnos constata que no es capaz de controlarse y de que “a menudo, me veo arrastrado por una vorágine negativa”, como alguno de ellos comentó. Y es que al niño o al adolescente le cuesta reflexionar sobre lo que le ocurre y, por supuesto, necesita nuestra ayuda.
Recetas para mejorar el autocontrol
Las tentaciones mejor alejadas
Nada mejor para fomentar el autocontrol que tener alejadas las cosas que lo socavan. Cuando el niño esté estudiando, para evitar caer en la tentación de responder a un mensaje de whatsapp o de Facebook, es mejor tener apagado el ordenador o el móvil. Otra técnica útil para resistir la tentación que podemos enseñar a niños pequeños es la de la visualización. Por ejemplo, se les muestra una golosina, luego una fotografía de la misma y se les pide que cierren los ojos e imaginen la golosina como si fuera una fotografía para que pierda su atractivo.
Planificar con antelación
Tener planes preparados con antelación y respuestas inmediatas resulta útil para saber qué hacer ante determinadas situaciones. “Si me llama mi amigo Juan le diré que tengo que estudiar con mi hermano porque tengo que acabar el trabajo”. Se ha demostrado que este tipo de proposiciones “si X entonces Y” son estrategias útiles para mejorar el autocontrol (Duckworth, 2011).
Objetivos claros
A los alumnos les hemos de enseñar a que tengan objetivos adecuados que les permitan ir obteniendo pequeños progresos y experimentar el éxito académico. Su motivación interna lo requiere y su perseverancia lo agradecerá. “¡Es el primer control de Tecnología que apruebo!” era el comentario de un alumno recientemente. Lo cierto es que eso sirvió de acicate para su mejora académica general.
Actitud positiva
Tener una actitud positiva y una visión optimista (que sabemos que se puede aprender, o si se quiere mejorar) permite mantener una motivación para la tarea y no tirar la toalla con facilidad.  Hemos de intentar generar climas emocionales positivos en el aula que, además, sabemos que facilitan el aprendizaje. Cuando el alumno está haciendo los deberes y está en un estado de ánimo positivo es más fácil que se concentre en la tarea y resista la tentación de mirar si ha recibido algún mensaje en el móvil. Si por el contrario, el alumno está en un estado de ánimo negativo, sus mayores niveles de ansiedad le harán más complicado controlar sus impulsos.
El cerebro requiere glucosa
Para facilitar el aprendizaje y para que las tareas que requieren autocontrol no agoten nuestra fuerza de voluntad es imprescindible que los niveles de azúcar en sangre sean estables. Eso se consigue haciendo al menos cinco comidas diarias. A los alumnos les hemos de explicar la importancia de un buen desayuno. Su cerebro y su fuerza de voluntad agradecerán esa recarga energética.
Diálogo interno imprescindible
Hoy sabemos que, en situaciones en las que estamos alterados, existe una gran activación de la amígdala derecha (también de la corteza prefrontal derecha). Para evitar este “secuestro de la amígdala” y no dejarnos arrastrar por las emociones negativas generadas, es muy útil hablar con nosotros mismos e intentar refutar las ideas que nos embargan. Por ejemplo, “¿es necesario que me enfade ante un simple comentario irreflexivo del compañero?”, o incluso recurrir a la empatía, “al fin y al cabo, está un poco nervioso por la enfermedad de su padre”.
La atención regula la emoción
Cuenta Daniel Goleman que cuando sus hijos eran pequeños y estaban enfadados, les hacía dirigir la atención hacia algo para apaciguar su enojo: “¡Mira ese pajarito!” (Goleman, 2013). La llamada atención ejecutiva que nos permite dirigir nuestra atención hacia algo en detrimento del resto y que constituye una atención selectiva para el estudio (como seguir el hilo del razonamiento en la resolución de un problema) tiene una ventana plástica entre los 4 y 7 años de edad y puede ser mejorada con el entrenamiento adecuado (Mora, 2013).
El autocontrol se ejercita
Los niños con problemas de autocontrol y con dificultades en el aprendizaje suelen ser incapaces de prestar atención. Y el mejor antídoto ante la distracción es la enseñanza de la metacognición que les permite observar los propios procesos mentales o ser conscientes de la propia atención. Entendemos que para ello, es muy útil aplicar los modernos programas destinados a la relajación en el aula (ver video) basados en el mindfulness, en conjunción con los programas más globales sobre educación social y emocional. La relajación aporta a los niños y adolescentes recursos para mejorar su autoconciencia y autocontrol, elementos imprescindibles de la inteligencia emocional, esa que les permitirá ser felices.

Conclusiones finales
Seguramente, las interacciones tempranas entre el bebé y su madre, más las de sus cuidadores,  jueguen un papel crucial en el desarrollo normal de la corteza orbitofrontal en los primeros meses de vida y en las conexiones neurales entre el lóbulo frontal y el sistema límbico que permitan explicar, junto a las predisposiciones genéticas, el por qué unos niños con cuatro años de edad son capaces de controlar sus impulsos y otros no. Desde la perspectiva educativa, el afecto ha de preceder a la disciplina, aunque esta última es imprescindible para que el niño se sienta seguro y aprenda a controlarse conforme vaya generándose su autonomía.
Las investigaciones recientes demuestran que aunque los circuitos cerebrales asociados al autocontrol experimentan un gran desarrollo entre los 5 y los 8 años de edad, es conveniente iniciar cuanto antes programas como el de Dunedine que promuevan la educación socioemocional desde la primera infancia y que se alarguen hasta la adolescencia. Y en este contexto educativo, sabemos que podemos enseñar a los niños y adolescentes a optimizar sus logros y, en definitiva, su bienestar, enseñándoles a mejorar la que probablemente es la mayor de las virtudes: el autocontrol.
Jesús C. Guillén
Bibliografía:
1. Baumeister, Roy F., Vohs, Kathleen D. y Tice, Dianne M. (2007): “The strength model of self-control”. Current Directions in Psychological Science, 16.
2. Casey, B. J. et al. (2011): “Behavioral and neural correlates of delay of gratification 40 years later”.  PNAS, 108.
3. Duckworth, Angela L. y Seligman, Martin E. P. (2005): “Self-discipline outdoes IQ in predicting academic performance of adolescents”. Psychological Science, 16 (12).
4. Duckworth, Angela L. et al. (2011): “Self-regulation strategies improve self-discipline in adolescents: Benefits of mental contrasting and implementation intentions”. Educational Psychology, 31.
5. Goleman, Daniel, El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos, Ediciones B, 2012.
6. Goleman, Daniel, Focus: Desarrollar la atención para alcanzar la excelencia, Kairós, 2013.
7. Jensen, Eric y Snider, Carol, Turnaround tools for the teenage brain, Jossey-Bass, 2013.
8. Marina, José Antonio, La inteligencia ejecutiva, Ariel, 2012.
9. Moffitt, Terrie E. et al. (2010): “A gradient of childhood self-control predicts health, wealth, and public safety”. PNAS, 108.
10. Mora, Francisco, Neuroeducación: sólo se puede aprender aquello que se ama, Alianza Editorial, 2013.
11. Muraven, Mark (2011): “Building self-control: Practicing self-control leads to improved self-control performance”. Journal of Experimental Social Psychology, 46.
12. Seligman, Martin, La vida que florece, Ediciones B, 2011.
Para saber más: