miércoles, 12 de febrero de 2014

5 posiciones básicas del profesor en el aula.

5 posiciones básicas del profesor en el aula

5 posiciones básicas del profesor en el aula.

Siempre he pensado que la posición que ocupa el docente en el aula con respecto a los alumnos es fundamental para el correcto desarrollo de una sesión lectiva. Es por ello que en este artículo tengo la intención de explicaros cuáles son las cinco posiciones que suelo ocupar en el aula en el transcurso de una clase. Por supuesto, el tipo de posición que adopto tiene mucho que ver con el tipo de clase que imparto.

¿Qué cinco posiciones ocupo en el aula?

1. Sentado en la silla del profesor. Sin duda es la posición que menos ocupo en el transcurso de una sesión lectiva. Siempre he pensado que sentarse en una silla diferente a la del resto de personas de una clase es algo que no fomenta en demasía la igualdad. Bien es cierto que profesor y alumno no están en la misma posición en una clase, pero la verdad es que nunca me he sentido cómodo sentándome en una silla diferente de la del resto de mis alumnos. Las pocas veces que me siento en la silla del profesor es cuando realizamos lectura en voz alta o cuando paso alguna nota después de una prueba de atención o de estudio o durante la realización de un examen. Otro de los inconvenientes que tiene sentarse en la silla del profesor es que perdemos muchísima visibilidad con respecto a nuestros alumnos y ello hace que se pierda control en el aula. Normalmente, tanto la silla como la mesa del profesor están en una esquina y suelen tener poca visibilidad.
2. Al lado de la pizarra digital. Sin duda es la posición que más utilizo en el aula. Dado que todos los contenidos y procedimientos los realizo a través de la PDI, esta posición es la más frecuente para mí. Me gusta situarme entre el espacio que hay entre la pizarra digital y la pizarra tradicional. Lo bueno de esta posición es que me permite una posición y una perspectiva privilegiada de toda la clase. Al situarme en el centro de la pared y enfrente de los alumnos, el profesor gana muchísima visibilidad y el control del aula es mayor. Además, como casi no escribo en ninguna de las dos pizarras ya que básicamente explico o subrayo, casi siempre estoy de cara a mis alumnos y me permite una mejor interacción entre ellos. Es importante tener en cuenta que al escribir mucho contenido en una pizarra, perdemos toda la visión de nuestros alumnos al estar de espaldas y eso hace que se produzcan continuamente conductas disruptivas en el aula.
3. Los pasillos entre las mesas de los alumnos. Pasear por entre los pasillos de las mesas de los alumnos es algo que intento hacer en casi todas las clases. Para el profesor tiene varias ventajas ya que le permite controlar algún foco conflictivo que pueda suceder, puede intervenir en alguna duda o problema personal… Además, si paseamos por los pasillos siempre ganaremos en presencia y, sobre todo, en proximidad. Digo lo de proximidad porque es un factor clave de cara a crear empatía con los alumnos. Es importante que nuestros estudiantes se sientan tan atendidos como acompañados en el aula. Saber que nos tienen cerca para aquello que precisen es algo que nuestros estudiantes valoran sin darse cuenta.
4. Al final de la clase. Situarme al final de la clase de espaldas a los alumnos es algo que me encanta y, siempre que la sesión lectiva me lo permite, llevo a cabo. Normalmente es una posición que ocupo en los últimos minutos de la clase cuando los alumnos están realizando algún tipo de procedimiento pautado. Lo que hago por unos momentos es desaparecer del campo de visión de los alumnos. Es un instante que me sirve para reflexionar sobre cómo se ha desarrollado la clase y qué aspectos son mejorables. Lamentablemente es una posición que suele durar muy poco, pero que encuentro muy placentera y relajante. Siempre hay que adoptar esta posición cuando en la clase hay silencio y concentración. Por eso siempre recomiendo que se lleve a cabo cuando los alumnos realizan algún tipo de ejercicio mecanizado. En algunas ocasiones también me sitúo al final de la clase cuando los alumnos realizan algún tipo de ejercicio a través de la pizarra digital. Lo suelo hacer para que el alumno no se sienta ni presionado ni intimidado por mi proximidad. He notado que el alumno se siente más cómodo y realiza mejor las actividades cuanto más lejos me sitúo de la pizarra digital.
5. Al lado de un alumno. No podía faltar en las distintas posiciones que ocupo en el aula el estar al lado de un alumno para atender sus necesidades. Aún así me gustaría puntualizar algunos aspectos de dicha posición. Cuando me acerco a un alumno para atender una duda, siempre intendo ponerme en la misma posición. Con una mano toco el respaldo de la silla y con la otra me apoyo en su mesa. Siempre intento evitar tocar a ningún alumno. Esto último me parece importante porque si siempre adoptamos la misma posición para atender a nuestros alumnos, ellos entenderán que todos ellos tienen el mismo tipo de trato. Hay que ir con cuidado con este último aspecto porque aunque siempre intentamos ser imparciales a la hora de tratar a nuestros alumnos, ellos no siempre perciben esta misma imparcialidad. Cuando estoy al lado de un alumno intento centrarme exclusivamente en él. Realizo lo que se denomina una escucha activa e intento asentir la cabeza para aumentar la empatía con dicho alumno. Si mantenemos la posición que os he comentado de poner una mano en la silla y la otra en la mesa con la espalda ligeramente curvada os permitirá incorporaros con rapidez en el caso de que se produzca alguna conducta disruptiva significativa en el aula.
6. Sentado en la silla de un alumno. No, no me he equivocado. En el título decía cinco posiciones, pero he querido añadir otra que es de mis preferidas y que utilizo en ocasiones puntuales. Cuando un alumno ha faltado en clase y deja el asiento vacío o cuando un alumno sale a la pizarra o se coloca enfrente de la clase para una exposición, me gusta sentarme en la silla que ha dejado el alumno. Os aseguro que a ellos les encanta tanto como les sorprende. Es un momento en el que hay un ambiente distendido y relajado y os aseguro que es de las ocasiones en las que más he empatizado con mis alumnos. Por unos instantes el profesor cambia su rol por el de alumno, se confunde entre ellos produciendo su sonrisa y su sorpresa. La verdad es que os la recomiendo vivamente.
Hasta aquí el artículo de hoy. En muchas ocasiones los docentes dejamos al azar aspectos como el de la posición en el aula y os asegura que es un aspecto que hay que tener muy en cuenta y darle la importancia que se merece. De la posición en el aula dependerá el control de la misma y será un factor clave para aumentar la empatía para con vuestros alumnos.
Y vosotros, ¿qué posición soléis adoptar en el aula? Estaré encantado de escuchar vuestras respuestas.
Espero que este artículo os haya sido de utilidad.
Santiago Moll ejerce como profesor de Secundaria y es el autor del blog 'Justifica tu respuesta'. 

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